VALORES: amistad y
sinceridad
Ciclo al que va dirigido: Segundo y tercer ciclo.
Ciclo al que va dirigido: Segundo y tercer ciclo.
La lección de Trompi Chito
Trompi Chito
era un elefante que vivía libre en una sabana del Sur de África y cuya mayor
ilusión era convertirse en un famoso equilibrista. Todos los días ensayaba
muchas horas sobre la cuerda, día y noche sin apenas descansar, animado por su
fiel amigo Trompo Pocho, otro elefante un poco más anciano que de joven tuvo
ese mismo sueño. Pero como los dos eran demasiado grandotes, la verdad es que
no se les daba muy bien, aunque no por ello dejaban de entrenarse y tratar de
mejorar.
Cierto día, llegó un león nuevo a la sabana que se presentó como Leonoto , que al poco de ver a los elefantes haciendo sus equilibrios, comenzó a alabarles y a decirles lo bien que lo hacían, y a convencerles de que podrían cruzar cualquier precipicio sobre una cuerda. Esto animó muchísimo a Trompi Chito, a pesar de que su amigo Trompo Pocho le expresaba con total sinceridad que no había notado tal mejoría en ellos. Pero Trompi Chito no le hizo mucho caso y pocos días después quedó con el león junto al barranco del río, un lugar con un gran salto que sólo podría cruzarse pasando por una cuerda.
Trompo Pocho trató de disuadir a su amigo, haciéndole ver que aún no era tan buen equilibrista y que aquello sería peligroso y se podría hacer daño en el intento, pero Leonoto protestó asegurando que él era el mejor equilibrista de todo África, y que el anciano elefante sólo le tenía envidia por ello. Así que ambos elefantes se enfadaron y Trompo Pocho se negó a asistir a la demostración.
En el río, el león animó al elefante a cruzar y llegar al otro lado, pero nada más comenzar, perdió el equilibrio y cayó. Por fortuna, fue a parar a unos arbustos que habían crecido en un saliente entre las rocas, pero cuando fue a pedir ayuda al león, este había desaparecido presa del pánico que le entró cuando se dio cuenta de que por su culpa, el pobre elefante estaba atrapado.
Cierto día, llegó un león nuevo a la sabana que se presentó como Leonoto , que al poco de ver a los elefantes haciendo sus equilibrios, comenzó a alabarles y a decirles lo bien que lo hacían, y a convencerles de que podrían cruzar cualquier precipicio sobre una cuerda. Esto animó muchísimo a Trompi Chito, a pesar de que su amigo Trompo Pocho le expresaba con total sinceridad que no había notado tal mejoría en ellos. Pero Trompi Chito no le hizo mucho caso y pocos días después quedó con el león junto al barranco del río, un lugar con un gran salto que sólo podría cruzarse pasando por una cuerda.
Trompo Pocho trató de disuadir a su amigo, haciéndole ver que aún no era tan buen equilibrista y que aquello sería peligroso y se podría hacer daño en el intento, pero Leonoto protestó asegurando que él era el mejor equilibrista de todo África, y que el anciano elefante sólo le tenía envidia por ello. Así que ambos elefantes se enfadaron y Trompo Pocho se negó a asistir a la demostración.
En el río, el león animó al elefante a cruzar y llegar al otro lado, pero nada más comenzar, perdió el equilibrio y cayó. Por fortuna, fue a parar a unos arbustos que habían crecido en un saliente entre las rocas, pero cuando fue a pedir ayuda al león, este había desaparecido presa del pánico que le entró cuando se dio cuenta de que por su culpa, el pobre elefante estaba atrapado.
Allí pasó un
rato Trompi Chito con la trompa dolorida, pensando que su viejo amigo tenía
razón, y que le decía la verdad cuando le avisó que aún no estaba preparado; se
dio cuenta de lo difícil que tenía que haber sido para Trompo Pocho decirle que
no era un buen equilibrista, y pensó en cuánta suerte tenía de tener un amigo
tan bueno, capaz de decirle las cosas sinceramente...
Y por supuesto que era un buen amigo, porque sabiendo lo que iba a pasar, no se había quedado esperando lo peor, sino que se fue a buscar a un grupo de elefantes, viejos amigos suyos, que hacían equilibrismos mucho mejor que Trompi y Trompo. Con ellos había preparado una operación de rescate, sabiendo que su amigo caería de la cuerda. Trompi Chito le pidió mil perdones, que el anciano elefante aceptó encantado, y cuando al ser rescatado desde el lado contrario al que cruzó, ya que desde ahí, el rescate era más fácil, pudo ver que al otro lado del precipicio había un tesoro de deliciosos manjares muy escondido, y se dio cuenta de que en realidad aquello era lo único que pretendía el avaricioso león, para quien cruzar la cuerda era imposible. Y Trompi Chito se sintió tan tonto como afortunado, porque ayudados de sus amigos los elefantes equilibristas, recogieron toda aquella excelente comida para llevarla a su sabana y hacer una gran fiesta con todos sus verdaderos amigos.
Y por supuesto que era un buen amigo, porque sabiendo lo que iba a pasar, no se había quedado esperando lo peor, sino que se fue a buscar a un grupo de elefantes, viejos amigos suyos, que hacían equilibrismos mucho mejor que Trompi y Trompo. Con ellos había preparado una operación de rescate, sabiendo que su amigo caería de la cuerda. Trompi Chito le pidió mil perdones, que el anciano elefante aceptó encantado, y cuando al ser rescatado desde el lado contrario al que cruzó, ya que desde ahí, el rescate era más fácil, pudo ver que al otro lado del precipicio había un tesoro de deliciosos manjares muy escondido, y se dio cuenta de que en realidad aquello era lo único que pretendía el avaricioso león, para quien cruzar la cuerda era imposible. Y Trompi Chito se sintió tan tonto como afortunado, porque ayudados de sus amigos los elefantes equilibristas, recogieron toda aquella excelente comida para llevarla a su sabana y hacer una gran fiesta con todos sus verdaderos amigos.
Foto obtenida de http://www.yupifotos.com/imagenes/foto-un-elefante-equilibrista-7936.html
Cuento creado por mi. Daniel Serra López
Este cuento tiene como objetivo mostrar el valor de la
amistad, un valor esencial en la vida de cualquier persona ya que te hace
evolucionar y crecer como ser humano, y forjar unos vínculos emocionales hacia
otra persona, vínculos los cuales si son verdaderos pueden ser de las cosas más
poderosas que tenga cualquiera ya que el miedo a sentirte solo nunca existirá,
incluso el miedo a caerte, porque la caída será mucho menos dura cuando una
mano amiga te tiende la mano para levantarte.